Historia
Educar es un acto de amor

Educar es un acto de amor; es dar vida, afirma el papa Francisco. Esta realidad la constatamos en nuestros orígenes como Instituto de Vida Consagrada.

A finales del siglo XIX, Madre Carmen del Niño Jesús  escucha el clamor de los pobres que conmueve su corazón y sale al encuentro de ellos con la mejor herramienta que puede dignificar a la persona: la cultura.

Madre Carmen se pone manos a la obra para acoger a sus «angelitos», como ella llama a los niños, sin más recursos que la Divina Providencia procurando una formación de calidad a las Hermanas que iban a estar al frente de esta labor educativa; acogiendo a todo aquel que llamaba a su puerta o saliendo al encuentro del necesitado; empeñándose en formar en las virtudes sólidas el corazón de la juventud; buscando cultivar en todo momento el espíritu de familia; anhelando enseñar a todos el amor que Dios les tiene.

La historia de nuestro colegio se remonta a principios del siglo XX, en el que una Congregación de Hermanas Franciscanas del Buen Consejo se estableció en Melilla alrededor del 1905 de la mano de sor Josefina, quien estuvo acompañada entonces por dos hermanas. Sor María Alegría de Jesús llegó al año siguiente. Esta nueva comunidad, creó en marzo de 1906, en un local provisional en Melilla la vieja, el Colegio de las Madres del Buen Consejo, que fue la primera congregación religiosa femenina establecida en Melilla.

El nuevo Colegio “Nuestra Señora del Buen Consejo” se construye en un solar concedido a sor Alegría y sor Josefina en 1913 por su labor.

Más adelante, en 1920, por problemas surgidos en esta Congregación de Franciscanas del Buen Consejo, algunas de las hermanas residentes en Melilla se incorporan a la Congregación de Franciscanas de los Sagrados Corazones, por iniciativa del señor obispo de Málaga, entre ellas la Madre Alegría, que llegó a ser Consejera General en esta Congregación.

En este año, las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones llegan a Melilla para hacerse cargo del colegio. En la vida de Madre Carmen del Niño Jesús queda consignado este hecho de la manera siguiente: “Es verdad que un día varias hermanas con Sor Verónica de Jesús, limpiaban el camarín donde estaban los restos de la Madre fundadora, hablando de sus virtudes y encomendándose a ella. Al salir se dijeron: Si nuestra Madre está en la gloria, podría hacer que se fundara fuera de la Península… No había pasado una hora, y una de aquellas hermanas era llamada por la superiora para que acompañase a madre María a visitar al señor obispo de Málaga, que las recomendaba y ayudaba para que fundasen en Melilla”.